Esta comunicación tiene por objeto ilustrar cómo la concepción de una ciudad inteligente requiere de una inteligencia especifica, que entra en la figura de lo que llamamos un “arquitecto sistémico” a cargo de una nueva actividad llamada la “integración”. Nos basamos en los desarrollos constatados en el campo de las ciencias de los sistemas complejos cuyo renacimiento viene de la mano del desarrollo de las aplicaciones informáticas de modelización: la idea central es que une ciudad es un sistema complejo cuyo valor es mayor a la suma de sus partes, lo que supone que ciertas funciones claves de la ciudad como “bien vivir”, “vivir en buena salud”, trasladarse o “envejecer en la ciudad” no son imputables a una función en particular sino que existen como resultado de la interacción entre funciones básicas. El trabajo del arquitecto sistémico – papel que los poderes públicos han de asumir– es precisamente el diseño de esta integración. Es una nueva competencia que deben adquirir tanto las empresas como los responsables del sector público.
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